martes, 8 de mayo de 2012

Introspección

Tranquilidad. Alma diáfana de tensiones y a la par, alerta. Racimo de recuerdos que resbalan como gotas de lluvia en tu rostro. Pretender no sentir nada emborrachando los sentidos. Atragantarse al beber cada día a grandes tragos, y cegar ante la luz del destino.
Espíritu noble encerrado en cánones ajenos. Impulso titánico ahorcado por protocolos. Continuo caos dentro de un orden. Lucha de opuestos y simbiosis en un solo ser.
Corazón de piedra de un hombre de goma. Payaso de circo que nunca supo cuanto maquillaje mostraba.
Desnudez de risas falsas y llantos a destiempo. Cubo vacío de ira sin causas, de tensión impersonal. Desierto seco de necedades, tórrido de deseos. Besos sin réplica. Cariño perdido en un pozo infinito. Nubes y claros que pidieron permiso a un ciego.
Océano de nobleza surcado por recuerdos a la deriva que evitan varar en rocas de nostalgia. Espíritu que, sin miedos, ha roto las barreras de la carne.
Confianza. Escalofrío. Acto de fe ante una ventana que nunca se quiso abrir por miedo a quitar la luz a quien se ama.
Despertar tardío de un soñador en coma.
Alma desarmada. Sonrisa sin carcajada.
Viaje inconstante hacia sueños incumplidos.
Ángel caído que lucha por alzarse en una rebelión infinita.
Pasado indeciso y futuro pluscuamperfecto.
Presente.
Nuevo día.
Nuevo orden.
Nuevo ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario