Pura vida / Carpe Diem

No busques la felicidad, disfruta lo que tengas delante.

No busques con quien compartir tus días, porque quien desee pasar un rato a tu lado lo hará cuando pueda.

Abraza, besa, sonríe, come, bebe, juega, haz el amor... de forma plena porque lo que se basa en el placer sin dañar, siempre aporta algo bueno.
El dolor como tal no es ni bueno ni malo. Es una parte del todo que te rodea. Duelen el veneno, las heridas y las llagas que dejan las palabras y los hechos, y a menudo el dolor es algo que te ayuda a superar tus límites, a mejorar, a lidiar contra la frustración, pero el único dolor sin sentido es el innecesario. El tigre caza mientras la gacela sufre, y ninguno se llama bueno o malo, porque cada uno es primariamente sincero viviendo su momento.

Si has de recordar, hazlo con una sonrisa.

Lo que hagas, lo que pienses, lo que decidas, hazlo porque creas que es lo correcto. Es más fácil cambiar de parecer o corregir las decisiones guiándose por el razonamiento, que hacerlo por el interés en conseguir algo.

No impongas nada, solo aconseja o expón lo que piensas, y no te doblegues si te intentan imponerte algo que no aceptas.

No seas sordo a las críticas educadas. Te ayudan a mejorar, a ser menos ególatra y te recuerdan que no eres perfecto. Y recuerda que quien te falta el respeto, quien te insulta, elige el camino del enfrentamiento irracional en vez de usar la empatía. Es su decisión y no tiene por qué ser la tuya.

La vida es cortita y de los millones de personas que habitamos este planeta, cada uno es especial a su manera, mientras que ninguno lo es más ni menos que otros.

Así que no decidas qué puedes hacer para mejorar este mundo, haz lo necesario para mejorarte a tí, para estar en paz contigo mismo en tu entorno.

Olvida lo que puedas dejar a tus hijos para que te recuerden y céntrate en vivir a su lado hoy, porque a lo mejor mañana, otro ser especial, no tiene en cuenta nada de esto y nos manda a tomar por culo a todos.